Beatriz Giovanna Ramírez en Pincelada rosa

sábado, 30 de julio de 2011

Camilo de Ory: “La poesía tiene más que ver con la verdad que con el fingimiento”

mediaIsla
Published: July 30, 2011

CAMILO DE ORY: “La poesía tiene más que ver con la verdad que con el fingimiento”

BEATRIZ GIOVANNA RAMIREZ | “Que el poeta tenga que fingir solvenciapor ejemplo, para que no le echen del piso que habita o su novia no se vaya con un funcionario, es otra cosa.” 
Camilo de Ory es un escritor auténtico que traspasa cualquier límite y norma para decir lo que piensa. La “realidad-verdad” enriquecida con un lenguaje de la calle, con chispas de humor, sátira, crítica y también con cierta desesperanza y pesimismo. Leer sus textos poéticos, aforismos y textos que circulan por la red es encontrarse frente a frente con la irreverencia, el choque y la banalidad de las cosas, y éstas en el fondo, son puro pensamiento. 
De Ory (Segovia, 1970), poeta, narrador y articulista español. Reside en Málaga, desde donde colabora como columnista y comentarista de actualidad en diversos medios de comunicación. Con su primer poemario, Lugares comunes, obtuvo el VII Premio Internacional de Poesía Emilio Prados. 
Ha publicado Lugares comunes  (VII Premio Emilio Prados, Pre-Textos, Valencia, 2006); Sopa de sobre(Ediciones del 4 de agosto, Logroño, 2009); Por qué sólo beso a las estatuas (II Premio Francisco Villaespesa, Renacimiento, Sevilla, 2009); Cosas con la lengua (Arguval, Málaga, 2002); Dios y otros artículos (Hipálage, Sevilla, 2009). 
Si Pessoa dice: “el poeta es un fingidor”, ¿qué dice Camilo de Ory?
—Yo a Pessoa no le voy a llevar la contraria. No obstante, opino que la poesía tiene más que ver con la verdad que con el fingimiento. Que el poeta tenga que fingir solvencia, por ejemplo, para que no le echen del piso que habita o su novia no se vaya con un funcionario, es otra cosa. 
En ese sentido, ¿quiere “poetizar: la más inocente de las ocupaciones” (Hölderlin), cuando escribe y por ello la realidad y la crítica son sus temáticas? 
—No creo ser un poeta especialmente crítico. Es obvio que la actitud crítica está ahí cuando escribo artículos o determinado tipo de aforismos, pero al trabajar con poemas sólo trato de contar lo que veo con precisión, por más que mi mirada pueda estar (que lo está) distorsionada por la lente deformante de turno. Sin esa lente, es decir, sin el enfoque particular que el autor le pueda dar al texto que produce, determinado tipo de poesía correría el riesgo de parecerse a una rigurosísima acta notarial. 
¿Cómo no se escribe poesía?  
—Tratando de expresar los propios sentimientos o adornando la realidad y, por lo tanto, falseándola. Es el error que cometen la mayor parte de las señoronas de tertulia de té con pastas y las adolescentes, aunque a éstas se lo perdono todo. 
A los señores y a adolescentes… ¿no los menciona? ¿Cuántas veces le han llamado “misógino”? 
—¿Dónde está la misoginia? Si les perdono a ellas el exceso de ruiseñores en la poesía es porque las amo. 
Usted menciono: “la poesía es como una chica más guapa que yo a la que no tengo claro que vaya a poder conquistar, eso me obliga a usar con ella todo tipo de trucos sucios y artimañas” Ha ganado varios concursos de poesía muy prestigiosos, ¿cree que la chica le ha guiñado el ojo? 
—Creo que le ha entrado algo en el ojo y por eso parece que me guiña. Aún me siento fuera de lugar cuando alterno con otros poetas: me doy cuenta de que no vivo la poesía con la pasión con que ellos lo hacen. Para compensar esto, procuro cultivar una pose lánguida y amenazar cada tres meses con el suicidio. 
¿Cree que su apellido le ha marcado ser poeta?  
—Es evidente que el apellido pesa, pero es un arma de doble filo. Por un lado, en una primera etapa, hace que te presten atención editores y programadores que en otras condiciones difícilmente te harían caso. Por otro lado, es inevitable que surjan comparaciones con el producto original, y eso resulta bastante problemático si éste era bueno. 
Trata de llamar la atención, de lucir su talento al cien por cien. ¿Por eso amenaza con “Pronto en su ciudad”? Cuéntenos de eso. 
—El “Pronto en su ciudad” es el eslogan publicitario del espectáculo de poesía escénica que estoy representando. Es una de las pocas formas de rentabilizar todo este despropósito que se me ocurren, y me está resultando duro porque me imponen mucho los grandes escenarios. Pero no se me nota y sobre las tablas parezco un actor del método. El secreto se encierra en una palabra: Lexatín. 
“Camilo de Ory libra una dura lucha por conseguir que su físico, (de ahí su admiración por Tarzán), que se ajusta al canon griego e incluso lo redefine, no haga que el pueblo olvide el resto de sus virtudes. Ayúdalo en esta compleja empresa con palabras de aliento y donativos”. ¿Sí? 
—Es duro ser bello y es duro ser pobre. Las palabras de aliento nunca vienen mal. 
El cirujano plástico es el poeta de la medicina y los implantes de silicona son el soneto… decía, usted en una entrevista en el ABC. Si le dan a escoger entre un libro de poesía y una revista pornográfica, ¿cuál escogería?  
—Un poemario, adecuadamente exhibido en los foros oportunos, lo convierte a uno fácilmente en el protagonista de su propia epopeya pornográfica. 
¿Cuáles son los poetas que lee actualmente? 
—Dudo si confesar la verdad o elaborar una lista con los que están de moda entre la alta crítica, así que no haré ninguna de las dos cosas y diré cuáles son los poemarios que tengo ahora mismo al alcance de la vista: “El fósforo astillado”, de García Román, “Las grandes superficies”, de Juan José Téllez, “99 poemas”, una antología de Valente, y “Todos nosotros”, de Carver. Pero si me voy a la habitación de al lado me salen otros. 
¿Si va a la habitación encontraría algún poemario de una poeta o sólo lee a hombres? 
—Leo a muchas mujeres últimamente: citaré a Szymborska, Julia Uceda, Louise Glück o Raquel Lanseros. Y de las cuatro juro conocer la obra completa de al menos tres. 
¿Es un procrastinador? ¿Cuánto tiempo dedica a las redes sociales?  
—Todo lo contrario: normalmente siento un impulso demente que me empuja a acabar cuanto antes la tarea que tenga entre manos. Eso hace que me quede mucho tiempo libre. A las redes sociales les dedico mucho menos del que parece: me sirven para relajarme un poco entre tiento y tiento al trabajo pendiente.

domingo, 24 de julio de 2011

Manuel Mejía : «La literatura de ficción no puede ni debe ser estandarte de nada ni bandera de nada.»


Manuel Mejía :  
«La literatura de ficción no puede ni debe ser 
estandarte de nada ni bandera de nada.»
  
Entrevista de Beatriz Giovanna Ramírez

Especial para Palabra Viva
Copyright © 2011 Analecta Literaria




MANUEL MEJÍA GARCÍA DE LOS RÍOS, Escritor, docente y conferencista colombiano, nacido en Bogotá en 1956. Estudió Derecho en la Universidad de los Andes de Bogotá y terminó estudios en Ciencias Políticas en el mismo centro educativo. Hizo un diplomado en traducción jurídica y Derecho Comparado en la Universidad de París II y se especializó en Derecho Societario en la Universidad Javeriana de Bogotá. Es autor de los libros: Y no volvió (2004);Serpentinas tricolores (2008), finalista Premio Herralde; Relatos y demencias - 13 cuentos tristes y un relato con moraleja (2010); El Parque del Retiro no es para todos (2011);Quiéreme un poquito más, Qué chévere y + de 300 gotas literarias.



PALABRA VIVA.- Recuerda sus inicios en la literatura....

MANUEL MEJÍA.- Como cuando te enamoras, como cuando decides sin previo aviso atravesar la calle, o miras sin respeto al pájaro que vuela o decides aplaudir como un espectador más de la calle. Escribir es casi que un acto reflejo. En mi caso comencé en 2003, antes solo había sido buen lector y amante de lo irreal y desde ese año, sin que hubiera sido un plan trazado, comencé a escribir, como un demente. Ya llevo hoy cinco novelas, muchísimos cuentos y relatos, estoy en mitad de una obra de teatro, en fin, que modifiqué en forma drástica mi andamiaje estructural de abogado para pasar a ser un escribidor más, infeliz y feliz.

Ahora presenté mi nueva novela en la feria del libro de Bogotá y me sentí como si hubiera comenzado ayer.

P. V.- En esa visión tan romántica y prolífica como escritor, ¿puede vivir de lo que escribe?

M. M.- 
Resulta triste decirlo, pero la literatura no me ha dado todavía para comprar una casa en Ibiza. Lo peor del cuento es que tampoco me ha dado para pagar una mensualidad de la hipoteca y si afilamos más la cuerda diría que la literatura sólo me ha dado placeres inmensos.

Como todos, espero que me otorguen el Príncipe de Asturias de las letras para mejorar mis arcas. Mientras tanto, intento vivir de la literatura, mis libros, el libro de los otros, el periodismo y las charlas. Nunca he sido amante del dinero.



P. V.- ¿Busca reconocimiento?

M. M.- 
No sé qué otro profesional tiene más ego que el escritor. Me gusta la fama, me agrada el reconocimiento. Ser escritor es muy duro, durísimo, más cuando uno decide que esa es la profesión de uno. Así las cosas, el pequeño aplauso que se recibe, siempre es bienvenido.

P. V.- "Y no volvió" ¿qué le trajo?

M. M.-
 Y no volvió fue mi primera novela. Las primeras líneas que he escrito son precisas las primeras líneas de aquella novela, y tuve la buena suerte de que un sello como Alfaguara comprara los derechos y que haya comenzado mi andadura de escribidor con pie derecho.

Y no volvió me dio la certeza de ser escritor.

P. V.- Serpentinas tricolores, según la crítica es una novela cargada de humor, ¿cómo nace?, ¿por qué la escribe?, ¿buscaba recrear una novela farsa?

M. M.- 
La literatura de ficción no puede ni debe ser estandarte de nada ni bandera de nada y menos pretender ser el vocero de algo o denunciar situaciones. Mal haría si quisiera eso.

En Serpentinas tricolores lo que hago es montar, dentro del concepto de la ficción, una visión muy mía y subjetiva de mi país, o de cualquier país de la bella América Latina, y para ello hago uso del humor, del sarcasmo, de las frases largas.

No hago política, hago literatura. Si hiciese política estaría echando piedra o echando discursos.

P. V.- ¿Qué le "saca la piedra"?

M. M.-
 Interesante pregunta, y no voy a responder que me saca la piedra la gente embustera y mentirosa, o el hambre en el mundo. No, eso me indigna y me hace pensar en lo poco y chiquito que somos.

Pero sí me saca la piedra cuando el que me agrade es un vehículo que irrespeta mi condición de peatón.  Tonterías mías.

P. V.- ¿"Relatos y demencias" lo escribió cuerdo?

M. M.-
 Completamente cuerdo y pensativo. Relatos y demencias está compuesto por relatos largos, o medianamente largos, en cierta forma parecida la estructura a la de una novela, esto es, con un desarrollo y unas reglas. Es un trabajo, como el del relojero, y para ello hay que estar cuerdo.

Hago mucho micro, mucho, yo los llamo gotitas literarias, que son digamos que explosiones de irracionalidad, de cierta ilogicidad, son momentos especiales y locos de surrealismo, me encanta el surrealismo, y con estos también estoy cuerdo.

Creo que, para poder escribir lo que uno quiere expresar, hay que estar cuerdo. Me enloquezco, eso sí, con la música de fondo que coloco, siempre o casi siempre, Bach y casi siempre Bach.

P. V.- Ha publicado sus "gotitas literarias" en la red social facebook, ¿cómo ha sido esa experiencia?

M. M.-
 La experiencia ha sido maravillosa por varios aspectos. El primero, el demostrarme de ser capaz de hacer 200 relatos, día a día y por 200 días, sin descanso, relatos en donde el requisito es que sean buenos. Y lo logré.

Lo segundo, el haber conseguido el apoyo de muchísimos lectores que comentaban de forma entusiasta y demasiado agradable los relatos, empujando en la mañana para que publicara el cuento del día, que lo querían ver ya en sus pantallas, en fin, una respuesta de la gente inesperada y feliz.

Y por último, que he logrado con las gotitas literarias el interés para ser publicadas en tres sitios, Paris, Madrid y Medellín. Qué más se puede pedir.

P. V.- ¿Qué más puede pedir..., podría pedir acaso: "Quiéreme un poquito más"?

M. M.-
 [Risas] sí, me gusta pedir eso, un poco más de amor, un beso de más, un abrazo más fuerte. A nivel literario presenté el 4 de mayo en la feria del libro de Bogotá mi novela El Parque Del Retiro No Es Para Todos, y lo que pido es que sea leída y devorada, ojalá como dice la canción.

P. V.- Le permito que a partir de las siguientes líneas seduzca a cuanto devorador de libros anda por ahí..., ¿por qué leer su última novela?

M. M.-
 Bueno, la verdad, entre un buen helado de maracuyá o mi última novela,..., pues me quedo con el helado. Pero después del helado, mi novela, eso sí. Las razones, puede haber varias, pero me centro en  un lugar común,..., es una novela con muchas historias dentro, con muchísimos giros y en la que ocurren miles de cosas y todo, lo clave, bien escrito. El sarcasmo y la ironía siguen presentes. Puedo decir, que es una agradable y buena novela.    


P. V.- Como muestra de lo divertido que es leerlo, ¿puede brindarnos alguna gotita literaria, para cerrar esta entrevista?

M. M.-
 Una muy bella que se me acaba de ocurrir y que diría algo así como que el sapito se comió tantas mariposas, tantas tantas, que engordó sin querer e hizo pop, explotó sin hacer ruido, dejando todo el ambiente y las paredes inundadas de infinidad de punticos verdes.

sábado, 16 de julio de 2011

Antonio Arroyo Silva: “La poesía es un animal vivo…”

Beatriz Giovanna Ramírez | El poeta devuelve simplemente algo que le pertenece a toda la humanidad. La poesía en principio es un ser vivo, al menos debería estarlo, porque caso contrario no  habría poesía, sino ruido y poco más. 
Antonio Arroyo Silva (Santa Cruz de La Palma, Canarias, 1957). Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la Laguna y profesor de Lengua y Literatura Castellana. Ha sido colaborador de revistas en papel, como ArtymañaLa Menstrua Alba (de Canarias), Zurgai (de Bilbao) y de revistas digitales como la de la Sociedad de Escritores de Chile,Cinosargo, la Antología de Poesía Poetas para el Siglo XXI y Poesía Solidaria  de Fernando Sabido y en Letras Salvajes de Puerto Rico. Colaborador de la prensa local, sobre todo en Diario de Avisos y La Laguna Mensual
Ha publicado tres libros de poemas: Las metamorfosis (Revista Azul,Cabildo Insular de La Palma, 1991), Esquina Paradise (El Vigía Editora, 2008) y Caballo de la luz (El Vigía Editora, 2010). Ha participado en la antología de prosa poética Pincelada de relatospublicado en la editorial Bubok en Barcelona por el grupo Órbita Literaria. También en Bubok, Un libro por Haitíeditado por Teresa Delgado. En preparación, Antología de Miguel Hernándezen la editorial Lápiz-cero, con motivo de la celebración del centenario del poeta Miguel Hernández. En preparación tiene los siguientes poemarios: SymphoniaMarzoFila CeroPoética de Esther Hughes y Casi luz. Actualmente es vocal de la Asociación Canaria de  Escritores. Administra el blog Esquina Paradise. 
—“La poesía es un animal vivo, pero no un animal doméstico. No un burrito de carga esperando el látigo del amo. Por eso sus palabras se asfixian cuando las ponemos en la jaula de los significados comunes y no la dejamos avanzar…” ¿Qué opina, Antonio? 
—Esta afirmación la hice con motivo del “Encuentro Internacional 3 Orillas” que se celebró en el año 2009 en Santa Cruz de Tenerife. Previamente mis amigos de la Sociedad de Escritores de Chile lo publicaron en su blog. Hay mucho santón en la poesía, y me refiero a los casos que sé y a que todos los poetas caemos en esa tentación. Yo, en principio, no veo la poesía como un hecho espiritual, al menos no veo al poeta como a alguien predicando ante las multitudes, como un sumo sacerdote en nombre de no sé qué religiones o credos. El poeta devuelve simplemente algo que le pertenece a toda la humanidad. La poesía en principio es un ser vivo, al menos debería estarlo, porque caso contrario no  habría poesía, sino ruido y poco más. Repito, un ser vivo, pues es texto, palabra y voz que se corresponde con cuerpo, hálito y sentido. El significado es una abstracción y el sentido algo próximo, concreto. No podemos domesticar a la poesía, no podemos diseccionar al gorrión porque su canto es bello: moriría sin más. La poesía ha de ser libre de la misma manera que las personas. Con ello no quiero decir que estoy en contra de la crítica, sino contra ese tipo de crítica de bisturí. 
Hace mucho tiempo publiqué un poemario en la revista Azul titulado  “Metamorfosis”Me sentí satisfecho a la par que fue muy bien acogido por un crítico canario afincado en Madrid. Después seguí escribiendo sin darme cuenta que estaba usando la misma fórmula que yo mismo había hallado y que ésta no me servía ya. Así que, cuando fui consciente de que quería domesticar mi propia poesía, paré hasta hace unos años. Como dice el poeta José Carlos Cataño: “vivir, ver, escribir”. Entiéndase que cada uno de los sentidos tiene un ojo para este ver. Cuando la poesía entra en ti es algo más que pensamiento, es energía que no te abandona. 
¿Cuáles serían esas reglas no escritas que se deben seguir para domesticar la poesía, la propia, y liberarla? 
—La mejor y única regla no escrita para “domesticar” la propia poesía, es dejándose domesticar por ella misma. Decía el poeta recientemente fallecido Carlos Edmundo de Ory que un poema es la suma de conocimiento y singularidad. La vida del poeta es fundamental en el poema, siempre y cuando éste encuentre su habitación o su espacio dentro del poema. Digo “siempre y cuando” porque la verdadera poesía trasciende los límites del yo del poeta. Si esto no ocurriera, la otra parte, el lector, no podría comulgar con la poesía y el poema perdería aire, atmósfera, se desinflaría como un globo. Lo mismo que el amor cuando no es verdadero: mucha pirotecnia, total para que al final se vacíe y se quede en nada. 
Es bueno saber la preceptiva literaria, la historia de la literatura, los movimientos… pero el poeta debe interiorizar aquello que significa su camino a seguir. Si un escritor se basara sólo en esas reglas para desarrollar su escritura no avanzaría para nada, se quedaría en un simple ejercicio. Debe ir a esos poetas que de alguna manera le llaman e interiorizarlos, de manera que sea un diálogo constante con ellos, hasta el punto de descubrir su propia respiración. 
¿Cuándo uno se convierte en escritor? ¿Cuándo deja de escribir como un simple desahogo o como un hobbie? ¿Cuándo comunicamos a través de otros autores que hemos leído y que su presencia habita en nuestra palabra? ¿Cuándo se deja la academia y la teoría y nos arriesgamos a escribir en la calle, como usted lo dice, o con la publicación de un libro? 
—Muchas preguntas seguidas o camino, quizás, hacia ésas dos últimas. Desde luego, para mí no es condición indispensable para ser escritor haber publicado muchos libros o haber sido best seller. Siempre he estado en contra de la mercadotecnia de la literatura, cuanto más en lo que a poesía se refiere. 
La escritura comenzó a ser, digamos, un hobbie para mí cuando tenía 14 años, como le pasa a todas las personas cuando empiezan a descubrir el mundo, el amor y el dolor. Entonces llegan esas primeras lecturas de Espronceda, Bécquer y Rubén Darío como una resonancia de ese interior juvenil. Sientes el ímpetu de la emulación, como una afición. Después viene una etapa crucial en que o lo dejas o sigues. Lo dejas porque eres consciente de que ya no es un entretenimiento, o una  distracción más o menos mística, incluso sensual, y, en este caso, eres incapaz de encontrar tu propia voz. Sigues con ello, por eso mismo, por la voz propia aunque renqueante aún y porque ya intuyes que la poesía es un ejercicio de humildad, como ha de ser todo acto comunicativo. Ya sé que no todo es humildad en la poesía, incluso hay quienes dicen que nuestro oficio y ejercicio son de los que más suelen asomarse a esa diablilla llamada Soberbia. No digo que no sea así, porque de todo hay. Lo cierto es que se confunde el hecho de querer llevar la poesía propia ante los lectores (que para mí ya es una opción humilde) con la persona que es así o es asá. Digo humildad no en un sentido cristiano, sino me refiero a lo que dice T.S. Eliot en sus Cuartetos, más o menos que la humildad es el máximo conocimiento al que puede llegar el ser humano, pues no tiene límites. Y, aparte (con ello respondo a tu tercera pregunta) dice T.S. Eliot: …Nadie me hable/ de la sabiduría de los viejos, sino de su locura,/ su miedo al miedo y al delirio, su miedo a la posesión,/ a ser de otro, de otros o de Dios (East Coker, CC). Es decir, hay que ir ya no a las influencias, sino a las consecuencias de haber leído a esos autores. El ir más allá, pues así lo pide la misma expresión poética. Por cierto, no creo en esa sentencia que dice: “todo está dicho bajo el sol”. Esta singularidad de la que hablo me lleva al convencimiento de que todo está por decir, por pronunciarlo como por primera vez. 
Siempre me ha parecido excluyente mencionar “poesía canaria”, (perdón por este parecer y más por esta pregunta que podría ser muy obvia, pero que realmente no lo es tanto), ¿por qué se marca esa diferencia? ¿Es diferente ser un poeta español “nacido en la península” a ser un “poeta canario” o quizá un “poeta de Melilla”? 
—Perdonada, y aprecio muchísimo tu parecer. Efectivamente, es complicada la respuesta. Yo no hablo de poesía canaria, sino poesía de Canarias, lo que es lo mismo que decir “producida” en Canarias. Y te digo más: a mí incluso me parece excluyente “poesía española,” “poesía hispanoamericana.” Creo que todos tenemos una patria común que es nuestra lengua española, y lo digo en el mismo sentido que los italianos ya no llaman toscano a la suya, por ejemplo. 
En nuestro ámbito de Canarias hay de todo, como ocurre, imagino, en todas las comunidades autónomas del Estado Español. Está ese valorar “lo nuestro” de una manera bastante desproporcionada en detrimento de “lo de los demás.” Digo “desproporcionado” porque a su vez hay desvalorización de algo que también forma parte de nosotros. Está también la postura contraria de negar nuestra realidad sociocultural. De hecho hay gente “de aquí” que parecen “más gente de allá” que los de allá mismo, ¿entiendes? Ni lo uno ni lo otro. 
Puedo decir que la poesía que se escribe en Canarias históricamente sí que ha tenido diferencias respecto a la peninsular. Unas diferencias que no son excluyentes sino que enriquecen el total. Lo mismo, supongo, habrá ocurrido con la poesía del País Vasco, Andalucía y Melilla, pongamos por caso. Lo que ocurre es que en Canarias la poesía tiene una singularidad que la hermana más con las poéticas hispanoamericanas, sobre todo de Las Antillas, Venezuela… 
Aparte de esto, las Islas Canarias han sido lugar de paso por cuestiones sobre todo comerciales. Y zona de aislamiento respecto Madrid. Hay un elemento flamenco que vino con la conquista; uno italiano, que eran los mejores constructores de zonas fortificadas contra los piratas; otro inglés, que se asentó aquí por el comercio y el transporte marítimo. Y con ellos vino su cultura. Por supuesto, también están los sustratos norteafricanos y los aborígenes, cuyas endechas hicieron las delicias de los estudiosos de la RAE. Muchas cosas han quedado en la idiosincrasia popular, también en la literatura.  Esta mezcla, este mestizaje, hace que el escritor de Canarias vea la realidad de una manera diferenciada del resto; Pero, repito, sin ningún ánimo comparativo excluyente. De hecho, políticamente hablando, ni los escritores más nacionalistas de Canarias niegan este componente hispánico tan importante. Ni siquiera lo negó Martí en su momento. 
“Parece mentira, podemos creerlo, nuestra singularidad es la que le ha dado vitalidad a ese centro que de alguna manera nos ha mantenido aislados. Y nuestra singularidad no sólo es ese mar que llevamos siempre en una cajita de cartón a cualquier lado del mundo al que viajemos, nuestra singularidad es también nuestra manera tan especial de asombrarnos ante lo que vemos.” ¿Cree que su singularidad le permite escribir como “ese soy yo”, en esa “tierra extranjera interior”, como diría Freud, en la que también se encuentran enhebradas otras subjetividades? ¿Cuáles son los temas que guarda en la cajita de cartón y de los que escribe? 
—Una gran cajita de cartón que llevamos sin complejos a Madrid o a donde sea. Con esa alusión hago también referencia al mar, a nuestra condición de insulares. El mar que es lo que nos ha mantenido aislados es lo que nos permite comunicarnos singularmente con los demás. El mar que quita y devuelve. “Ese soy yo”, esa seña de identidad, nos da la sed de conocimiento y, por tanto, el ansia de relacionarnos con cualquier parte del mundo. Cuando veas a una persona en cualquier aeropuerto del mundo con una caja de cartón, es palmero. Es cierto. Y ahí no se lleva ropa, libros u otros enseres, sino  todas las cosas sabrosas que elaboran nuestras madres, abuelas o tías, y nos cargan con ellas con todo su cariño siempre que viajamos. Supongo que es un hecho universal, pero en nuestro caso, ahí va…en una caja de cartón. Y dentro de ella todos los recuerdos de la infancia y la juventud. Esa dulzura es algo esencial. 
No es que por ser canario se vayan a tratar otros temas. Como decía antes, los temas siempre han sido los mismos. Toda literatura parte no de una certeza, sino de un asombro. En la manera de asombro está la singularidad de cada persona, pueblo, isla, estado. 
Hablando de mis temas. En mi cajita de cartón llevo una incertidumbre sobre la vida, la manera de escritura que me define (esa que ya dije), la memoria o más bien el roce de la memoria personal y colectiva, y todos los seres humanos que, a pesar de la potencialidad de su pensamiento, no ha evolucionado en cuanto a sus hábitos primigenios, sino, al contrario, ha involucionado a pesar de tanta tecnología. Y a todo ello le añado mi sentido de las cosas que me viene de este entorno donde vivo. 
Hay un sentido, una acción permanente, que se lee en general en lo que escribe, la amistad. Entre la lista larga de amigos poetas que tiene, ¿cuál o cuáles de ellos considera que le ha aportado o influenciado en su escritura?  
—Desde luego que la hay, para mí la poesía ha de unir a las personas, más que separarlas. Así desde el momento que escribo un poema lo comparto con los amigos poetas. Nunca les pido que hagan valoración alguna porque no me interesa que me digan “tu poesía ilustra mi alma” o “qué buen poeta eres”. La poesía que yo escribo necesita respirar con aire humano y ser respirada por los demás, incluso antes de ser editada. En lo referente a “los demás” la experiencia me dice que deben ser verdaderos amigos y no socios, societarios, etc. En Canarias tengo amigos y amigas como María Gutiérrez, Olga Luis Rivero con los que comparto de la manera que te dije. También está el caso de aquella reunión el año pasado en torno a Miguel Hernández, que me ha animado y marcado el rumbo de mi poesía. Pero un caso muy especial es mi relación con los poetas chilenos. Para mí Leo Lobos es un amigo y hermano, y, de hecho, nos hemos adoptado mutuamente. También están los poetas Christian González Díaz, Francisco Véjar, Jaime Huenún y muchos más. Pero Leo Lobos y éste que escribe hemos compartido algo más que poesía y entusiasmo. Ahí están las alegrías y tristezas, los consejos mutuos, y, en resumen, esa empatía que une verdaderamente a las personas, por encima de las fronteras de lo virtual. Esto para mí ha sido, es y será muy importante. 
Todo esto ha influido en mi forma de escribir poesía, y me hace ser consecuente en mi vida con todo lo que me rodea. 

sábado, 2 de julio de 2011

Francisco Picón: “La poesía está más viva que nunca”


Especial para Media Isla. © Copyright

Beatriz Giovanna Ramírez | “La poesía está en las miradas, en las caricias, en los gestos, en los momentos más, aparentemente, insignificantes”.
 Francisco J. Picón Caro (Madrid, 1964), técnico Especialista en Animación Socio-Cultural y funcionario del Servicio de Instalaciones Deportivas del Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad de Zaragoza desde al año 1993. Casado con Paqui Tamerón con la que tiene un hijo, Alejandro,  y con dos hijas de anteriores relaciones, Lorena y Nerea. Presidente del Club Social de Empleados Municipales del Ayuntamiento de Zaragoza, CSEM. Director de la Revista “Círculo” del CSEM, hasta su cierre. Coordinador Editorial de la Revista “Y Latina” de la Asociación de Escritores Noveles, de la que fue Vicepresidente, hasta su desaparición. Ha publicado: Desde mi i…marginación (Egido Editorial, 2003), Con la vida a cuestas (Quadrivium, 2009), Alambique de vestigios (Quadrivium, 2011). Ha participado como co-autor en Imágenes de Aragón (Egido Editorial, 2004)  Acompáñanos (Egido Editorial, 2005). Ha colaborado con un poema en el libro solidario por Haití:Escrito sobre la arena, Genoveva Rodea (Quadrivium, 2010). Ha prologado el poemario El sexo: de boca en bocade la poeta mallorquina Mayte Albores. Ha prologado el poemario La memoria de tu olvido del poeta sevillano Rafael Mérida. Ha prologado el poemario En carne viva del poeta tarraconense Amando Lacueva. Elabora su propio blog Con la vida a cuestas. Participa en tertulias, presentaciones y múltiples actividades literarias. Socio activo del proyecto “Bubisher, escritores por el Sahara”, con quien en octubre de 2011 impartirá talleres de poesía en Smara. Miembro de la plataforma de escritores “Plataforma Siglo XXI”. Miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores en la que, en otras actividades, es Vocal de Publicaciones, coordina, junto a la poeta Luisa Miñana, su página Web y forma parte de la Comisión de Ciclos. 
¿Qué es la poesía para Fran Picón? 
—Poesía es una forma de entender la vida, una actitud ante la vida. La poesía va más allá de escribir versos más o menos buenos, es una forma de percibir la realidad, de afrontarla, de acometer cada instante. La poesía está en las miradas, en las caricias, en los gestos, en los momentos más, aparentemente, insignificantes. Yo creo que con la poesía pasa como decía Miguel Ángel que pasaba con la escultura. Él decía que la escultura ya estaba en la piedra, que se limitaba a quitar lo que sobraba. Yo creo que la poesía ya está en un folio en blanco y que el poeta se limita a dejarla fluir. Ese es el talento del poeta y ese talento nace de su forma de ver la vida… 
¿Cómo distingue un poema malo de uno bueno? ¿Qué criterio estético y literario seguiría? 
—Esa es una pregunta complicada. Se podría plantear desde un punto de vista técnico y estético del lenguaje, de su trabajo, de su rima, métrica o cadencia, y esta forma de análisis tendría más que ver con puristas, filólogos o literatos. Otra forma de plantearlo es el hablar de un poema bueno o malo  en función de su impacto emocional en el lector. Un poema capaz de hacer sentir, de provocar una reacción emotiva, reflexiva, siempre será un buen poema, independientemente de que lo que transmita sea más o menos positivo. Yo, como enamorado de la poesía, tengo la suerte de disfrutar de ambas formas de entender la calidad poética. Admiro un poema bien trabajado técnica y estéticamente, de la misma manera que soy capaz de disfrutar con un poema que sea más emotivo, más impactante. 
Yo creo que la poesía es un arte que requiere de un talento natural, que se desarrolla y evoluciona con el trabajo. Creo que el poema surge de una forma natural y, una vez “parido” hay que dejarlo reposar para, en posteriores lecturas, darle el trabajo y desarrollo más técnico o estético. 
En estos años como poeta, ¿qué es lo importante que ha aprendido? 
—En estos años, sobre todo he aprendido a entender la poesía de una forma mucho más abierta. A estar receptivo a tendencias, estilos, innovaciones con un talante abierto y sin prejuicios. He aprendido a disfrutar de los compañeros poetas, del público de poesía, a disfrutar de la poesía recitada, compartida, de esa solidaridad que nace en tantos eventos poéticos como caldo de cultivo para iniciativas sociales. He aprendido que los más grandes, Corredor-Matheos, Rosendo Tello, Ángel Guinda, por nombrar poetas que conozco personalmente, son los más humildes y auténticos. He aprendido a sentir la poesía en lugares distintos a los tradicionales, bares, cafés, calles, terrazas, teatros… He aprendido a respetar y me he sentido respetado, independientemente de gustos poéticos personales. En definitiva, he aprendido a sentir la poesía como un acto público que complemente al acto más íntimo de escribir. 
“Sentir la poesía como un acto público que complemente al acto más íntimo de escribir”. ¿Sería la visión exacta de cómo ve, usted, la poesía? 
—Esa sería mi forma de ver la poesía hablada, recitada, compartida, como acto social. La creación poética es un acto íntimo, la lectura poética es el desnudo más integral que se puede hacer, en mi opinión, y que convierte ese inicial intimismo en un acto social, cómplice, compartido. 
Si le digo: tengo dos entradas para una bacanal en la antigua Grecia y puede llevar un libro ¿iría?, y si sí, ¿a quién (y), cuál, llevaría?  
—Iría, soy muy curioso, pero me quedaría con el libro leyendo, al lado de mi pareja, mientras los demás disfrutan de su éxtasis. El libro sería Edad de Antonio Gamoneda. 
¿Por qué Antonio Gamoneda y ese libro? 
—Porque cuando leí ese libro por primera vez, hace ya bastantes años, descubrí una forma distinta de hacer poesía. Edad marca un antes y un después en mi forma de concebir la poesía, me hizo entender que la poesía va más allá de escribir palabras más o menos bonitas para comprender que la poesía tiene, también, mucho que ver con una filosofía de vida, con una manera de mirar el mundo más allá de tu propio yo emocional y poético. Además, conforme fui conociendo la historia personal y literaria de Antonio Gamoneda, descubrí a uno de los poetas “malditos” de la literatura española, uno de los marginados que tras muchos años de actividad poética había vencido los prejuicios y marginaciones del resto de escritores y, sobre todo, de los propios lectores, hizo que me abriera a otros autores y otros estilos que, hasta entonces, permanecían para mí entre las sombras de lo desconocido. 
Usa su blog y Facebook para divulgar y promocionar su poesía, ¿cree que estas nuevas maneras de compartir (enlazar, etiquetar, comentar, etc.), se acercan a seguir abrigando momentos compartidos? Hablemos de su experiencia.  
—El blog me permite compartir momentos poéticos con mucha gente que escribe y que lee, abre muchas puertas, no hay distancias, no se necesitan monedas ni franquicias. Pero no sólo el blog, las redes sociales, bien usadas, son un mundo maravilloso que te permite darte a conocer y conocer personas, autores, realidades distintas. Lo cierto es que yo, para leer, prefiero el olor a papel, a polvo, a pegamento de un libro, pero, he de reconocer, que he conocido a grandes poetas, que ahora son amigos incluso en persona, a través de la red, de sus blogs, del Facebook. Nos hemos conocido, hemos empatizado y, cuando se ha dado el momento de vernos en persona el hielo estaba roto y esa relación ha derivado en amistad real, respeto y admiración a la obra, en definitiva, la Red nos permite abrir puertas para las que no hay distancias. Cómo decía Richard Bach en uno de sus hermosos cuentos, “Ningún lugar está lejos”. La red anula distancias y acerca a las personas. 
Si digo: “La crisis lleva a profesores a ofrecerse a dar religión sin saberse el padrenuestro”. Usted podría decir: “Las nuevas tecnologías llevan a poetas a… 
—… tener blog y páginas web sin saber ni como añadir una nueva entrada por sí solos. (Y lo de compartir enlaces y blogs ni nombrarlo) 
¿Qué piensa del estado actual de la poesía española?  
—Yo creo que estamos en un momento muy interesante para la poesía, quizá como decíamos antes por la apertura a más público que permiten las nuevas tecnologías. Otro factor muy importante, en mi opinión, es que se están haciendo lecturas, recitales, tertulias en lugares alternativos que dan mucha cercanía a la poesía para el lector. Lecturas en las calles, en bares y cafés poéticos, en centros culturales, en los propios colegios e institutos, toda esta apertura a espacios nuevos permite que el contacto de la trilogía poeta, lector, poesía, sea mucho más directo y le quite esa aura de intelectualidad y elitismo que, en algún momento, pudo existir o, por lo menos, así era percibido. En definitiva, hay un mayor número de poetas, de aprendices de poetas y, sobre todo, de lectores y eso me hace pensar que la poesía está más viva que nunca.